sábado, 24 de julio de 2010

TRES ESTACIONES

Bogotá inicia a principios del siglo XX su viaje hacia la modernidad urbana jalada por mulas de tranvía que poco a poco fueron uniendo cada parte de esta ciudad en un solo cuerpo. Santa Fe, Teusaquillo y Chapinero fueron la partitura inicial de la capital registrada en miles de fotogramas.

Santa Fe.

Sobre los ondulados terrenos a los pies de los cerros orientales se levantó el rostro colonial de grandes casonas blancas, tejas de barro, marcos de madera y frescos patios que se fueron multiplicando alrededor de la Plaza Mayor: Ombligo del cuerpo cuadriculado de la ciudad, lugar en dónde estaba el comercio, los bancos y por supuesto las chicherías que daban pie a los pasatiempos y vicios propios de ciudad. En homenaje a Granada, España, de la que era oriundo don Gonzalo Jiménez de Quesada, recibió su nombre de pila.

A la vuelta de la esquina de la carrera séptima con once, estaba a punto de doblar la primera centuria del grito de independencia, siendo un desdeño total no celebrar con creces esta importante fecha. En 1909 se construyó el hermoso Parque del Centenario y en 1910 se cantó el happy birthday de los primeros 100 años de emancipación. Se inauguró con la exposición agroindustrial del centenario de la independencia y las calles de este gran vecindario se vistieron de fiesta. Las vías de los tranvías se fueron tomando las calles y estrecharon las distancias de la ciudad, más allá de sus ríos.

En 1917 se fundó la Estación de la Sabana. En 1924 se inaugura el Teatro Faenza con la proyección del primer largometraje totalmente colombiano: La tragedia del silencio. En 1928 llegó La Rebeca desde París para quedarse apreciando las drásticas transformaciones que ocurrieron en el lugar. Con tanto crecimiento, también el señor caído de Monserrate tuvo que ampliar su modesta capilla y optar por el gran santuario que hoy conocemos, con teleférico y funicular subiendo y bajando entre el olor a tamal.

El 8 de febrero de 1931 se abría la plaza de toros de Santamaría. 15.000 espectadores se encontraban en esta primera corrida, incluyendo al presidente Enrique Olaya Herrera.

En los cuarenta Santa Fe lucía con un extraordinaria apariencia republicana que estaba reinventando el aspecto colonial de las calles, sobre las que rodaban miles de almas impulsadas a lomo de las nuevas tecnologías que ahora vestían a Bogotá de la modernidad siglo XX, sin perder su corte clásico y mestizo que mezclaba los paños ingleses con el chocolate santafereño de esquina, al ritmo veloz del cambalache de estos tiempos.

En 1948 parte de Santa Fe fue arrasado a punta de la furia del Bogotazo. Muertos regados entre ruinas y esqueletos metálicos ardiendo en llamas apocalípticas, hicieron que muchas personas radicadas en el centro de la ciudad se fuesen a vivir a otros sitios como Teusaquillo que, para la época, se encontraban al final de una de las líneas del tranvía.

Teusaquillo

Tras el bogotazo, Teusaquillo fue habitado por la clase alta capitalina, convirtiéndose en protagonista de la historia del sector que fue veraneadero de Bacatá y en 1902 canchas del football club. Pero, realmente sería hasta principios de los 20 cuando se daría inicio a la construcción del amplio proyecto urbanístico situado entre el barrio Santa Fe y el caserío de Chapinero, tan moderno y refrescante como el foxtrote que se bailaba por entonces.

En 1927 era el sector residencial más elegante por el corte inglés de su arquitectura. Teusaquillo fue el Símbolo del florecimiento y desarrollo urbanístico que tuvo Bogotá en el cumplimiento de su cuarto centenario y vecindario de Jorge Eliécer Gaitán, Enrique Santos Montejo, Laureano Gómez, Gustavo Rojas Pinilla, Otto de Greiff y Mariano Ospina Pérez entre otros.

Durante el mandato del alcalde Jorge Eliécer Gaitán, entre 1934 y 1938, se gestaron grandes obras. Se estrenó el Hipódromo de la 53 en donde hoy está el Centro Comercial Galerías, se inició la construcción de la gran Ciudad Universitaria. En 1938, con la celebración de los 400 años de la fundación de la ciudad, se estrenó el estadio Nemesio Camacho el Campín, llamado así por el nombre del propietario de la Hacienda en dónde se emplazó y por ser un lugar donde la gente iba a hacer camping.

Después del Bogotazo, Teusaquillo creció por la masiva llegada de personas del centro. Hasta que terminó uniéndose con Chapinero, la última estación en del tranvía.


Chapinero.

Hasta 1885, Chapinero era un pequeño caserío que recibió su nombre de los chapines que el español Don Antón Hero Cepeda hizo famosos en Bogotá.

En el inicio del siglo XX se encendieron las primeras bombillas eléctricas, con lo que se impulsó su desarrollo comercial que, sumado a la precaria higiene de la capital, terminaron atrayendo personas de todas las clases a vivir allí.

En 1904 la sociedad de Casas de la Salud adquirió los terrenos de la Quinta Marly, donde se construyó la Clínica del mismo nombre; la primera sala de maternidad de la ciudad. En 1910 se instalaron los primeros tranvías eléctricos e inició el funcionamiento de la línea norte del ferrocarril. El Gimnasio Moderno se construyó en 1914 y en 1919 se empezó la obra de la Calle 72, inaugurada en 1920 y que abriría paso a la edificación del norte bogotano.

Antecediendo el bogotazo, la iglesia de Lourdes fue destruida por un terremoto en 1947 y al año siguiente sufriría los estragos de los desordenes populares por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. En los años posteriores se convertiría en el importantísimo sub centro comercial para la capital y la última estación migratoria de las clases altas de Bogotá que hicieron del sector, su hogar.

En 1955, Chapinero se anexó al Distrito Especial y tanto como sus hermanas Santafe y Teusaquillo fueron escenario de las grandes transformaciones urbanas de la segunda mitad de siglo.

En 1961, en Teusaquillo se inició la construcción del Parque Simón Bolívar. 7 años más tarde se edificó el Templete por la visita del papa Pablo VI y la Avenida 68. Se inauguró el Coliseo Cubierto, el Centro de Tenis, el Campincito. En los sesenta aparecieron en el Santa Fe los edificios más importantes del centro bogotano, el viaducto de la 26 y el centro internacional. Chapinero se modernizó transformándose en uno de los lugares más exclusivos de la ciudad.

El tranvía se convirtió en un viejo cuento narrado en las paradas del trolebús que atravesaba a diario estos vecindarios, las paredes de los viejos sobrevivientes guardan fragmentos de las voces de los bogotanos de otras épocas, y en la retina de las viejas cámaras, se fijaron las invaluables imágenes que hoy son patrimonio de la nación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario